Esta pandemia que nos ha tocado vivir seguro que nos ha ofrecido mucho tiempo para conocernos mejor y descubrirnos, conocer a las personas de nuestro círculo más íntimo, cercano y sobre todo entender, comprender, que una de las bases de nuestro bienestar reside en cuidar mente y cuerpo de igual forma.
Todos hemos leído más, hemos estudiado algo nuevo, hemos hecho más ejercicio o quizá nos hemos iniciado en alguna práctica espiritual, la Meditación, el Yoga, el Mindfulness… Hemos aprendido a comunicarnos de una forma nueva, a darle importancia a las cosas cotidianas, sencillas. Pero en cualquier caso, creo que estoy en lo cierto si digo que le hemos dado una especial importancia a la salud, a ser conscientes de la esencia de sentirse bien, de sentirse fuerte de mente y espíritu ante la adversidad y los obstáculos, la incertidumbre y la vulnerabilidad de los sistemas que rigen nuestras vidas.
Este artículo de hoy profundiza un poco en este aspecto de la cultura del bienestar particular y personal.
El Dr. Yoshinori Nagumo ha sido precursor en conectar el GEN rejuvenecedor codificado con la proteína SIRTUINA. El único problema es que solo se activa sintiendo hambre, si no padecemos hambre o frío, el GEN permanece inactivo, también se denomina el GEN de la supervivencia.
Cuando este GEN se encuentra ante una situación de hambre, escanea los genes de los sesenta billones de células que alberga el cuerpo humano y repara aquellos que están defectuosos o dañados. Por tanto, al reparar los genes dañados para ayudar al cuerpo a sobrellevar el estado de hambre o frío, activa proteínas que a su vez tienen un efecto rejuvenecedor, le da elasticidad y brillo a la piel y genera una expectativa de vida mucho más longeva.
Se ha encontrado un denominador común muy claro, todos deberíamos comer menos, todo indica que comemos por encima de nuestras necesidades. La realidad de la longevidad está en comer desde un 70% a un 80% como máximo, pero jamás sentirse saciado, siempre quedarse con un poco de hambre, las digestiones son prácticamente en menos de 30 minutos, el intestino sufre mucho menos y el GEN codificado con SIRTUINA se activa regenerando las células, y como consecuencia, mejorando todo nuestro organismo desde dentro.
No se ha podido establecer una dieta que tenga una línea común, pero parece ser que una dieta equilibrada basada en productos naturales y los denominados “alimentos enteros” basados en legumbres, arroz, soja y pescado es, en la gran mayoría de los casos, recomendable. También se ha dicho especialmente, después de entrevistar a más de 150 CENTENARIOS, que es imprescindible tomar proteína para fortalecer la musculatura, CARNE de VACUNO para ser más específico. De hecho, muchos de los entrevistados y muchos especialistas nutricionistas han concluido que no se llega a los 100 años sin CARNE, dicho esto, también hay nutricionistas y centenarios que avalan justo lo contrario.
Quizá lo mejor sea tener una dieta equilibrada rica en proteínas, ya sea de origen animal, o vegetal para los menos carnívoros.
Todos deberíamos practicar algún tipo de ejercicio para fortalecer tanto la estructura ósea como la musculatura. A partir de los 50 a los 70, nuestra masa muscular tiende a desaparecer, dando paso a una fragilidad que normalmente termina por alguna caída y/o rotura, por lo que moverse, andar y realizar ejercicios es mas que recomendable.
Ya lo hemos hablado en el último artículo de SUEÑO, lo que en ciencia denominamos el GOLDEN TIME. Si dormimos profundamente desde las 10 de la noche como mínimo hasta las 2 de la madrugada, en esas cuatro horas de sueño el cerebro segrega las hormonas del crecimiento que son las que rejuvenecen las arterias, eliminan el colesterol y regulan la presión arterial.
Todos deberíamos tener nuestro IKIGAI, el propósito en la vida, la motivación. Hidekichi Miyazaki, japonés de 106 años y atleta, como lo oís, medalla de Oro en la categoría de 105 años en 100 metros lisos y lanzamiento de peso, es un claro ejemplo de lo anteriormente expuesto, murió a los 109 años en enero de 2019.
Muchas veces llegamos a la vejez en buenas condiciones físicas, pero quizá la mente no acompaña y perdemos facultades muchas veces asociadas a estados seniles como el Alzheimer, Parkinson y desgraciadamente una larga lista de enfermedades neurodegenerativas. ¡De ahí lo esencial cuidar también la mente, el espíritu! Tenemos aproximadamente un número abstracto de neuronas que puede rondar los 10.000 millones. A partir de una edad adulta, destruimos entre 3 y 4 millones de neuronas por año. A su vez, perdemos volumen cerebral, es decir, masa aprox un 0,2%, así que con estos cálculos no sería de extrañar que cuando uno cumple los 90 podríamos haber perdido casi el 15% de nuestra masa, por comparativa, perdemos “músculo” cerebral al igual que físico.
Una de las recomendaciones que han surgido como consecuencia de muchos estudios es tomar vitamina B12 específicamente como un regenerador de neuronas. Además, nunca dejar de leer, de estudiar algo nuevo, de aprender, siempre seguir curioso. La curiosidad es la fuerza que mueve nuestro cerebro y genera nuevas conexiones llamadas neurogénesis. Como se dice en neurociencia, USE IT OR LOSE IT, lo que no se usa se pierde.
Si queremos trabajar positivamente en nuestro bienestar, en nuestra longevidad, tendremos que ocuparnos también de nuestra mente y potenciar la actividad de la misma. ¡La cultura del estrés ha sustituido a la cultura del bienestar ! ¡Nuestro sistema inmune se inhibe con el estrés!
Las consecuencias de ello, lamentablemente muy negativas para nuestro organismo, de todos conocidos los problemas asociados al escenario estresante de una sociedad que no para ni un instante, donde todo es urgente e importante, donde nada puede esperar a mañana y todo es para ayer y como no, nos olvidamos del presente que es realmente donde se vive la vida.
Sirva este artículo como un pequeño despertador de conciencias para aprovechar estas circunstancias recientes y extraordinarias que hemos vivido y estamos viviendo, y aprovechar el momento para fortalecer nuestra salud física y mental. Tomar consciencia de nuestro presente, de adecuar nuestra velocidad de vida, reinventar nuestra forma de estar y ser a través de nuestra alimentación, hábitos sanos, del contacto con la naturaleza, el ejercicio y deporte, descansar y dormir de forma equilibrada.
CUIDÉMONOS, nos va la vida en ello.