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Metas

Escrito por : Carlos Pérez-Carracedo López
Publicado an : 13 dic 2021

Nos acercamos al final de este año y supongo que muchos de nosotros hacemos balance, metas alcanzadas, sueños cumplidos, también algunos aplazados en el tiempo por los momentos tan complicados y cambiantes que estamos viviendo, pero aún así supongo que todos satisfechos. Pero como somos seres evolutivos, en cuanto alcanzamos una meta enseguida nos ponemos a diseñar otra y así sucesivamente, hacemos camino al andar, y justamente esta última frase me ha llevado a este artículo que escribo hoy: ‘Metas’.

Un equipo de biólogos evolucionistas en el Departamento de Biomecánica médica de Harvard, en unos estudios recientes publicados, evidencia que los humanos en su evolución viven muchas décadas más allá de su actividad reproductiva con la necesidad de, a pesar de ello, seguir evolucionando en su actividad física.

En otras palabras, lo que siempre hemos sospechado, la edad, y me refiero a los que ya estamos entrados en años más allá de los 50, desde el punto de vista evolutivo no debe ser un obstáculo para seguir haciendo deporte o ejercicio. Muchos en el pasado creían que personas más allá de los 50, ni que decir 60 o 70, era contraproducente hacer deporte o ejercicio de alta exigencia física. Lo nuevo que se ha descubierto desde el punto de vista evolutivo de la raza humana es que el ejercicio o deporte está especialmente indicado a lo largo de toda nuestra vida independientemente de nuestra edad.

Los estudios han probado que el ejercicio a edades avanzadas previene de forma importante enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2 o algunos cánceres.

Especialmente en sociedades occidentales, siempre se ha tenido la creencia de que a partir de cierta edad las cosas había que tomárselas con más calma, con más sosiego, relajarse más, incluso retirarse de la actividad física. El biólogo Daniel Lieberman, autor de este estudio, prueba que cuantos más años vamos cumpliendo más necesaria es la actividad física a través del deporte o del ejercicio para mejorar nuestra salud física y mental, y a su vez aumentar nuestra expectativa de vida.

Parte de los estudios se hicieron con nuestros primos cercanos, los primates. Su estimación de vida gira en torno a los 35/40 años, casi nunca viven más allá de la menopausia, y se descubrió que nuestros primos cercanos hacen relativamente menos ejercicio que nosotros los humanos. Observando a los primates de Tanzania, sorprendió la cantidad de tiempo que los mismos pasaban sentados haciendo la digestión. Hay una gran diferencia entre los cazadores-recolectores que pasan una media de 135 minutos haciendo ejercicio moderado y actividad vigorosa diaria, y ¡su estimación de vida ronda los 70 años!

El estudio arroja una verdad, tanto el deporte como el ejercicio a partir de los 50 años alarga nuestra expectativa de vida y mejora su calidad por el mecanismo de eliminar grasas adiposas a nuestro organismo que tanto daño nos hacen. No solo es así, que además crea sustancias proteicas a nivel celular, que reparan y mantienen un buen nivel de homeostasis y esencialmente nuestro organismo tiene mejor respuesta inmunitaria ante ataques a nuestro organismo como el COVID. Ello incluye la reparación a nivel de fibras musculares, cartílagos, micro fracturas, genera una alta dosis de anti-inflamatorios naturales y anti-oxidantes, mejora nuestro riego sanguíneo, retrasa los procesos de osteoporosis mejorando nuestra estructura ósea, retrasa cualquier posibilidad de padecer Alzheimer y genera neurotransmisores anti depresivos!

Lo que se ha probado en el estudio es que desde nuestra evolución, nuestro cuerpo se ha ido diseñando para seguir haciendo ejercicio y deporte hasta el final sin importar la edad.

Si nos remontamos a nuestros ancestros, la actividad física era una absoluta necesidad para la supervivencia, pero hoy en esta sociedad moderna occidental hacer ejercicio o practicar deporte se ha convertido en una elección!

Lo cierto es que el estudio también hace referencia a que en esta sociedad modernizada, industrializada, robotizada y digitalizada mucha de la actividad física en nuestro entorno laboral ha sido sustituida por ordenadores o robots industriales.

Hoy perdemos un 6% menos calorías en estado de reposo que a principios del siglo pasado y eso es consecuencia directa de que nos hemos relajado mucho en nuestra actividad física, de hecho 27 minutos menos diarios. Antes nos tocaba ir andando al colegio o al trabajo, hoy en día vamos en medios de transporte públicos o privados.

El estudio va mucho más allá e incluso ha demostrado que la temperatura corporal media en individuos americanos ha pasado de ser de 37 grados a 36,38 grados en el último siglo consecuencia de la bajada en la actividad física general.

Termina el estudio diciendo que tampoco nos tenemos que parecer a los cazadores-recolectores, que con tan solo 10 o 20 minutos diarios de ejercicio y deporte es suficiente para mejorar nuestra salud y nuestra esperanza de vida.

Se ha podido establecer una relación directa con personas que hacían ejercicio o deporte de 150 min por semana con un sistema inmunodefensivo más activo.

Lo que parece también una evidencia en muchos estudios recientes es que a partir de los 50 años, indistintamente del sexo, debemos complementar nuestra actividad física con potencia y fuerza, ya que nuestro cuerpo pierde a partir de esa edad mucha masa muscular, por lo que está especialmente indicado que al menos una vez por semana hagamos ejercicio de pesas para fortalecer nuestros músculos y ralentizar esta pérdida.

Hacer deporte o ejercicio es una decisión voluntaria, hagamos que la experiencia sea positiva, somos seres sociales, por tanto practicar deporte en compañía siempre es un estímulo. Hagamos de la práctica algo divertido, escuchemos música, hagámoslo al aire libre en contacto con la naturaleza en sintonía con nuestro entorno, convirtamos el deporte en un juego. Pongámonos metas, pero metas alcanzables, metas a corto plazo para no frustrarnos ni desanimarnos al poco tiempo, busquemos recompensas después de cada entrenamiento o práctica, empecemos despacio y gradualmente subamos la intensidad, dejemos tiempo al cuerpo y mente para convertirlo en un hábito saludable. Aun así, no nos dejemos llevar por la euforia, nuestro cerebro al principio siempre optará por quedarse en el sofá viendo una serie o haciendo oídos sordos al despertador, nuestra mente al principio será perezosa, vaga y siempre elegirá lo que menos esfuerzo represente. Lo descrito arriba es una buena forma de engañarla al principio hasta que cree el hábito y lo convierta en una disciplina.

Apúntate a eventos deportivos, cuando estamos comprometidos, siempre es un aliciente para no fallar, en EEUU hay una plataforma digital, ‘StickK’, donde se firma un compromiso en el que te responsabilizas de alcanzar una meta. A través de su plataforma y diferentes mecanismos te monitorizan hasta que la alcanzas y a lo largo del camino te van ayudando e incluso te penalizan o te recompensan para que jamás pierdas la motivación.

Cuando te vayas a acostar, deja tu ropa de deporte lista para que cuando te levantes esté preparada, organiza tus horas de ejercicio y déjate tiempo suficiente para ducharte y desayunar, no lo conviertas en un post estrés. Avisa en casa de que vas a hacer ejercicio a cierta hora y desde luego, si vives en un bloque de apartamentos olvídate a partir de ahora mismo de usar el ascensor 🙂

Mi experiencia personal con el crossfit ha sido muy positiva no solo gracias a mi gran entrenador, también a la disciplina de tener un compromiso, un horario y un intercambio social, ya que cuando entras en el lugar, respiras recompensa por un ejercicio de superación personal donde has visto cómo muchos/as han evolucionado gradualmente a un físico saludable, lo que también contribuye a una mejor autoestima y seguridad en sus propias posibilidades a todos los niveles en la vida.

Hay tantas posibilidades de hacer ejercicio o deporte al aire libre o en lugares especialmente diseñados para ello como colores, ¡no hay excusa!

Las cosas no se intentan, se hacen

En neurolingüística siempre decimos que las cosas no se intentan, se hacen. La palabra intentar es una de nuestras grandes excusas para dejar espacio al fracaso o a la falta de compromiso ya que la palabra en sí, ya te da la posibilidad a nivel mental de salirte de la disciplina o de la meta a alcanzar.

Así que, después de leer este artículo espero que dejes de intentarlo y te pongas a hacerlo, es tu decisión, tu nueva meta para el año que está a punto de empezar.