Dijo una escritora que no era lo mismo escribir en un día de sol en la terraza con vistas al mar y con calor que un día lluvioso con frío y la chimenea encendida mirando un bosque! Supongo que los ánimos y la motivación son distintos, uno de apertura de color y de despertar, otro de recogimiento y de introspección.
Pues os digo que hoy ha salido un día lluvioso, fresco y aunque no tengo la chimenea encendida, sí que estoy mirando por el ventanal hacia un bosque verde, por tanto, el articulo de hoy irá menos sobre ciencia y más sobre emocionarse con la vida.
El día invita a escoger un camino que muchas veces nos da miedo, un camino difícil, incomodo, ‘mirar hacia adentro’, lo fácil siempre es mirar hacia fuera, es mucho menos complicado, requiere menos compromiso, menos sinceridad.
Las emociones no son tanto lo que pasa en nuestro mundo, en nuestro entorno, es mucho más de cómo interpretamos nosotros esas cosas que pasan alrededor nuestro. Así que, podemos decir que no nos emociona lo que ocurre y discurre, sino cómo lo interpretamos y qué hacemos con esa interpretación. Dijo uno de los grandes sabios griegos, Epicteto: «Los hombres no tienen miedo de las cosas, sino de cómo las ven».
Desde el punto de vista neurológico hay muchísimas más comunicaciones y conexiones cerebrales que van del subconsciente al consciente, que no al revés.
Las emociones se producen en el momento en que se da un hecho, una sorpresa, una noticia, un impacto, un susto, una valoración, un comentario, etc … Una respuesta posible desde el punto de vista neuroendocrino es que en ese instante se disparen ciertos neurotransmisores y hormonas y un montón de glucosa para poder dar respuesta a ese momento. EMOCIÓN.
También está más que estudiado la importancia de nuestro intestino y la información que el mismo manda hacia arriba por las vías establecidas al cerebro. Quizá os suene esto de que la impresión ante algo nuevo, ese encuentro con una persona especial por primera vez, esa cena tan esperada, ese discurso público ante una audiencia, esa inseguridad que sentimos ante algo desconocido, ante la incertidumbre, nuestra primera entrevista de trabajo… Todo eso primero se manifiesta en el intestino y lo analiza el cerebro microsegundos después. Podríamos hablar largo y tendido sobre los procesos inflamatorios que se generan por altos índices de estrés, tanto en el aparato digestivo y órganos, como en nuestro cerebro, que originan una serie de patologías y alteraciones negativas para nuestro organismo y nuestro funcionar en la vida.
A estas alturas, si estás leyendo este artículo, convendrás conmigo en que tú y yo ya tenemos cierta experiencia en el guión de la vida, que todo pasa por aceptar nuestras debilidades, por abrirnos, por dejar que las emociones fluyan, por aceptar que no somos en realidad ni tan fríos ni tan fuertes, más bien vulnerables, frágiles y ¿sabéis qué? Que en realidad es justo ahí donde está nuestra fuerza, nuestra valentía, nuestra capacidad real de afrontar el guión de nuestra vida con ‘emoción’. La filosofía budista dice que cuando aceptas lo que eres, puedes empezar a transformar tu mundo.
Hace algún tiempo escribí la letra de esta canción sobre la EMOCIÓN
He titulado este articulo ‘Ojalá hubiera…’. Resulta que cuando ya nos hacemos mayores, cuando ya hayamos alcanzado la plenitud de la vida, ya muy entrados en años, la queja generalizada, y hay muchos estudios que así lo demuestran, es que uno se arrepiente de lo que no ha hecho y de ahí viene la expresión Ojalá hubiera…
Ojalá hubiera tenido más tiempo.
Ojalá hubiera estado más con mis hijos.
Ojalá hubiera estado más cerca de mi familia.
Ojalá hubiera dedicado más tiempo a mis amigos.
Ojalá hubiera conocido más mundo.
Ojalá hubiera subido en globo.
Ojalá hubiera trabajado menos.
Ojalá hubiera tomado esa u otra decisión en mi vida.
Ojalá hubiera sido más valiente.
Ojalá hubiera leído más.
Ojalá hubiera cuidado más mis hábitos saludables.
Ojalá hubiera cogido ese vuelo.
Ojalá hubiera escrito ese libro.
Ojalá hubiera disfrutado de ese momento con más intensidad.
Y así la lista se hace muy muy larga…
Estoy convencido de que todos queremos llegar al final de nuestros años maravillosos habiendo hecho todo aquello que hemos querido hacer, de haber sido valientes y de haber cogido el camino de la vida que más nos haya gustado, no el que mas interesaba, de haber estado cerca, muy cerca, de todas aquellas personas que merecían nuestro tiempo, cariño y amor. De haber compartido momentos de copas de vino en tertulia con nuestros buenos amigos, de haber visto y vivido mundos, de haber creado y experimentado cosas increíbles, de haber nutrido nuestro espíritu, de haber saciado nuestra curiosidad. Porque todo ese guión de la vida que acabo de enumerar solo merece la pena si con cada momento nos emocionamos, si estamos presentes cuando ocurre y no estamos en otros lugares perdidos y extraviados por falta de sensibilidad y atención.
Ojalá que este artículo contribuya en el día de hoy a que seamos más conscientes de todo lo que vivimos, de que tengamos presencia en los momentos y que nada ni nadie nos pase desapercibido. De que todo contribuya a vivir la vida llenos de emoción, que lloremos, que riamos, que se nos erice el vello, que alucinemos, que nos muramos de curiosidad, que nos mueva el sentimiento.
De poco sirve echar la culpa de ‘Ojalá hubiera…’ a los demás o a las circunstancias. No no, no cuela, nosotros somos los arquitectos de nuestra vida, somos los que disponemos del presupuesto de libre albedrío, los que administramos y los que decidimos, somos los directores generales de nuestra empresa que se llama VIDA, la nuestra, no la de los demás. Dejemos de echar balones fuera, dejemos de victimizarnos, dejemos de procrastinar, dejemos de decirnos que no podemos cambiar, dejemos de mirar hacia fuera y empecemos a mirar hacia dentro, hacia nosotros mismos para empezar a cambiar nuestro guión y que cuando lleguen los días de despedirnos que no se diga Ojalá hubiera…
Toca poner orden en nuestro caos vital, priorizar lo realmente importante y soltar lo que no lo es y ocupa tanto espacio y consume tanta energía. Eso incluye a cosas, comportamientos y personas. Este momento en el que estás leyendo este artículo será ya el pasado dentro de unos instantes, así que empieza ahora mismo con el resto de tu vida emocionante.
Démonos permiso para emocionarnos y sentir la vida, que más te puedo decir.
Agradecer la inspiración de este artículo a Xavier Cañellas, psiconeuroinmunólogo.