Si habéis seguido un poco la línea de los artículos desde hace seis meses, os habréis dado cuenta de que hemos hablado sobre muchos temas que tienen su origen en nuestra forma de pensar, en nuestra inteligencia, o mejor dicho inteligencias, en nuestros comportamientos y sus patrones, en los hábitos y costumbres, en nuestra forma de soñar, en nuestra higiene de sueño, en cómo nuestra genética determina algunos comportamientos, en nuestros dos hemicerebros, tanto el consciente como el inconsciente, hemos hablado de muchas herramientas mentales que tenemos a nuestra disposición para mejorar nuestra toma de decisiones, nos hemos adentrado en el mundo de la hipnosis y muchos otros temas, pero siempre relacionados con la neurociencia, con nuestra mente, con nuestro cerebro, de como funciona.
En el artículo de hoy nos adentramos en nuestro cerebro, en el tuyo, para que podamos entender mejor su funcionamiento, su estructura, de cómo se comunica, de qué información almacena.
Por primera vez en la historia, hace unas pocas semanas se ha podido ver con una cámara 3D el interior de nuestro cerebro, se ha podido acceder a lo más profundo de nuestro ser pensante. Por primera vez se ha podido VER el mapa de nuestra estructura de tejido cerebral.
El origen de esta investigación y sus revelaciones fueron pacientes con epilepsia diagnosticada y que de forma voluntaria se sometieron a cirugía para tratar la enfermedad y sus episodios. A todos ellos se les extrajo una muestra de tejido y se analizó en el Hospital General de Boston.
Dicho tejido, perteneciente a la corteza cerebral encargada de procesar nuestros pensamientos, nuestras percepciones, nuestro lenguaje, nuestra capacidad de atención, parte de nuestras funciones más complejas cognitivas, y sirvió para someter a la muestra de tejido a un proceso de 225 millones de imágenes en 2D.
El departamento de Inteligencia Artificial de Google fue el encargado, junto a la Universidad de Harvard en su laboratorio Lichtman, de convertir dichas imágenes en 3D utilizando microscopia electrónica a una resolución de 4 nanómetros. ¿Cómo? Pues desde un punto de vista técnico, y entrando ya en detalle de las pruebas realizadas, una vez aplicada una capa de resina sobre la muestra cortaron la misma en 5.300 capas de aproximadamente 30 nanometros (nm) creando el primer mapa cerebral que ha permitido recrear y reconstruir todo nuestro tejido cerebral.
Esta visión de nuestro cerebro va a permitir, entre otras muchas cosas, que quedan por ver en un futuro no muy lejano nuestra conectividad neuronal, es decir, nuestra sinapsis, que es cómo nuestras neuronas se comunican entre ellas y transportan la información que gestionan.
Lo que se ha analizado fue una millonésima parte de nuestro tejido, es decir, solo un milímetro cúbico.
¿Qué es lo que más ha llamado la atención de este mapa denominado H01 Dataset? Pues que en tan solo ese pequeñísimo fragmento de tejido se han visto millones de fragmentos de neuronas, más de 130 millones de sinapsis (comunicaciones entre neuronas) y 104 células, además de innumerables y complejas estructuras.
Esto, llevado a la máxima expresión, es decir, por un factor multiplicador, por primera vez se ha podido establecer, que no entender, cuánta información podría contener nuestro cerebro, esa pequeña masa que en una persona adulta pesa aprox 1.4/1.5 kg y que representa a penas el 2% de nuestro volumen corporal pero que consume el 20% de nuestro flujo sanguíneo!
Cada neurona, cada una de ellas, procesa la información a 1KHz. Para establecer una comparativa que os resulte familiar, un ordenador o un smartphone lo hace a 20 GHz, la diferencia es que nuestro cerebro tiene más de 100.000.000.000. Cien mil millones¡
Cabe mencionar que desde el punto de vista genético, el humano se diferencia poco del chimpancé, según los estudios tan solo un 2% (según el Instituto Max Planck en Alemania de Antropología Evolutiva somos idénticos en un 98,7%). Pero desde el punto de vista del cerebro hay un abismo espectacular, especialmente en la expresión genética y sus componentes proteicos, en número de neuronas e incluso en tamaño, donde triplicamos su volumen.
Todos estos datos son solo el aperitivo de lo que a continuación viene.
Imaginaros que 1.900 millones de personas están viendo, en streaming cada día durante este 2021, películas a través de Internet, lo que equivaldría a una información de 3.3 Zettabytes.
Para que podamos entender estos datos os dejo el siguiente gráfico de conversión:
Google, Microsoft, Amazon y Facebook juntos ocupan aprox 1.2 Petabytes, que equivaldría a 0.0012 Zettabytes.
Y aquí viene el Big Bang del descubrimiento, nuestro cerebro, ese órgano de masa gris y blanca que a penas pesa 1.4kg, almacena, gestiona y comunica información de más de 1.4 Zettabytes.
El mapa cerebral visto por primera vez en 3D con tecnología avanzada desarrollada por Google ha podido establecer este dato por conversión desde una millonésima parte de un tejido cerebral por el cual incluso los investigadores se pueden permitir el lujo de navegar.
Un cerebro humano registra aproximadamente 500 billones de comunicaciones, hechas de pura química, corriente eléctrica en la membrana, convertidos en impulsos nerviosos que finalmente segrega compuestos químicos en forma de neurotransmisores e información. ¡Alucinante!
Después de leer este artículo con las últimas investigaciones llevadas a cabo con las tecnologías más vanguardistas, podemos entender, mediante cálculos de conversión, lo infinito de nuestra capacidad de almacenamiento y gestión de información que cada uno de nosotros tenemos.
No cabe duda de que somos seres extraordinarios y únicos, somos, sin lugar a duda, obras maestras con capacidades singulares y lo cierto es que estamos muy al principio de saber exactamente quiénes somos y de lo que seremos capaces de gestionar en un futuro no muy lejano.
¡Quizá, como dice el Dr. Mario Alonso Puig, NO SABEMOS LO QUE NO SABEMOS y ahí esta el infinito!
Nuestro cerebro es un misterio, hoy un poco menos, ya sabemos que a través de la neuroplasticidad ya somos capaces de entender que, a pesar de que nuestras neuronas empiezan a envejecer desde los, aprox, 25/30 años en adelante a un ritmo pérdida de 4 millones de neuronas por año, podemos ralentizar ese proceso. Y no solo eso, sino que también podemos crear neurogénesis, crear nuevas conexiones neuronales a lo largo de la vida y así, de alguna forma, retrasar esa pérdida de masa de un 15% cuando llegamos a los 88 años de media.
Lo que quizá la ciencia jamás podrá cuantificar ni medir es la capacidad que tiene el ser humano de sentir y percibir sensaciones, cómo no, de nuestras emociones, el amor, la amabilidad, la generosidad, la empatía y tantos otros sentimientos que componen la estructura del ser.
Utilicemos todo ese potencial de 1.4 Zettabytes para ser mejores personas y así construir un mundo mejor para nuestro presente y las futuras generaciones.
VIVIR es algo urgente, no perdamos tiempo.